La familia, naturalmente, es la fuente más importante de prestación de ayuda y cuidados al enfermo de Alzheimer.
Todos los miembros de la familia ayudan, pero por lo general, una persona (el cónyuge o familiar femenino más próximo) se convierte en el cuidador principal. Este trabajo adicional fuertemente estresante conlleva muchos peligros para el equilibrio psíquico de estas personas e indirectamente, para el propio enfermo, traduciéndose su trabajo agotador en diversos cuadros clínicos.
Para evitar la aparición de factores estresantes y cuadros clínicos en el cuidador, es necesario:
Elegir aquellas tareas que le suponen a usted con su familiar más satisfacción y menor perjuicio para su salud física y/o emocional.
Ser realista, debido a que no es posible desarrollar todos los cuidados de manera autónoma, se deben delegar funciones.
No culparse, es normal tener sentimientos negativos y frustrantes, los cuales no deben ser escondidos sino provocarían un gran daño a la salud mental del cuidador.
Es responsabilidad del cuidador mantener un buen estado de salud, tanto física como emocional, y para ello debe considerar tiempo para velar por su salud y recurrir al médico cuando sea necesario, debe disponer de tiempos para compartir con su familia y realizar actividades recreativas y deportivas que promuevan su salud.
Desarrollar una actitud favorable y activa en la búsqueda de soluciones.
Una alimentación saludable es esencial para las óptimas condiciones del cuidador, este además debe respetar sus horas de sueño, y respetar sus sentimientos, sin olvidar que el paciente nunca es el culpable de padecer la enfermedad
Realizar actividades divertidas junto al enfermo, como escuchar música, bailar entre otras pueden ayudar a sobrellevar de mejor manera el rol de cuidador.
La entrega de afecto es también fundamental.
En situaciones de agresividad debe mantener la calma, nunca maltratar al enfermo, se debe no discutir, brindar seguridad, y hablar cariñosamente.
Es necesario tratar de mantener el máximo de autonomía del paciente, si el enfermo puede realizar una función por sí solo, entonces supervisarlo es lo correcto, pero permitiéndole desarrollar la actividad por el mismo y no relazándosela.
El cuidador nunca debe llegar al límite de sus capacidades, debe delegar, mantener sus actividades recreativas, y tratar de disfrutar de su rol de cuidador, entregando el afecto necesario.